Tener una vida plena y "normal",
con un éxito moderado y sin muchas preocupaciones, es la meta de muchos. No hay
nada de malo con eso, después de todo, cada quien decide qué hacer con su
existencia. Pero no por ello se está exento de vivir experiencias propias de
una pesadilla o cuando mucho, extrañas.
Hay ocasiones en que, un simple impulso,
nos puede llevar a cometer una tontería -insignificante a nuestros ojos-, desconociendo lo que pueda desatarse sobre nosotros a raíz de eso. Puede que no
haya nada peor que causar la perdición de uno mismo y saber que eso, pudo
evitarse. La sensación de frustración y el odio que derivarán de esto, solo
sirven para endulzar la desesperación de lo que una vez, pudo continuar siendo
una vida normal. Hasta que no haya lugar para la cordura.
Estamos a mitad de semana y no por ello, nos detendremos ante el Halloween. Siguen nuestras sesiones nocturnas a favor de la Noche de Brujas. Los poemas se van, pero nuevos escritos llegan...
Hasta la próxima noche...